Más que ‘rehabilitación’ hemos de hablar de ‘recuperación’ de este singular hábitat urbano para preservar su memoria y darlo a conocer a la ciudad como uno de los valores ignorados de Sevilla. Queremos abrir las puertas y mostrar a los sevillanos y visitantes la importancia de este espacio. Es importante sorprender pero más aún no destruir lo que existe. Se trata de introducir pequeñas transformaciones para adaptar el espacio al momento y uso actuales. Nuestro propósito no va a ser rehabilitar añadiendo elementos que nos alejen del espíritu original del edificio sino más bien “desnudar” la casa original recuperando el patrimonio y la historia, buscando lo esencial para redescubrirla, despojándola de nuevos elementos desafortunados que fueron introducidos en tiempos más recientes con un supuesto afán de progreso, transformación y dignificación de la casa para adaptarla a la vida actual.
La construcción tradicional se ha hecho durante siglos con los materiales que teníamos en nuestro entorno: tierra, piedra, madera… con lo que los interiores de nuestras viviendas eran saludables
porque los materiales respiraban. La renovación de aire del interior era continua por lo que no había acumulación de mohos, hongos o bacterias que afectaran a nuestra salud. Los revestimientos de cal
permiten que las estancias respiren porque son permeables al vapor de agua. Por tanto, el empleo de la cal será prioritario en la rehabilitación de esta corrala dadas sus ventajas respecto a los
cementos usuales. Por otra parte, si intervenimos en el edificio con materiales y pinturas plásticas que evitan la renovación de aire surgirán múltiples patologías debidas a la mala transpiración de
las paredes, por lo que evitaremos en lo posible su utilización.
En los posibles daños en estructuras y elementos de madera del edificio se preferirá la reparación a la sustitución, implantando prótesis a base de resinas o la colocación de maderas de similares
características a las existentes. Se podrán utilizar, no obstante, estructuras de acero de refuerzo, sin sustituir las originales.
La introducción de pequeños cambios en el edificio nos puede ayudar a reducir el consumo de energía durante toda su vida útil y con ello también el coste económico de su funcionamiento. Se estudiarán
las posibilidades para ahorrar energía, ya sea a través del diseño -con el uso de sistemas eficientes de energía- o con la utilización adecuada de materiales. Estos mecanismos de ahorro energético
pueden ser pasivos (debidos a la propia forma y materiales del edificio) o activos (debidos a la introducción de mecanismos que nos ayuden a reducir este consumo).
A buen seguro las decisiones que tomemos en el proyecto de diseño de la corrala no serán nunca definitivas porque en el futuro realizaremos continuamente transformaciones en los espacios para
adaptarlos a nuevas necesidades, gustos o deseos. Hemos de pensar pues en una estructura predestinada a múltiples posibilidades para acoger una vida cambiante, una casa que se comporte como un
“organismo vivo”, que se adapte a las diversas actividades humanas ya sea de manera simultánea o sucesiva y pueda ayudar a establecer una relación diferente entre las personas. Es por tanto
importante pensar qué tipo de flexibilidad queremos para que el espacio se pueda definir según las acciones y se adapte mejor a nuestras futuras demandas, aunque huyendo desde el principio del
pobrísimo concepto de planta diáfana polivalente. Así, además, las futuras reformas tendentes a adaptar los espacios a nuevos usos serán más asequibles y viables económica y técnicamente.